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Del 1800 al Relleno Sanitario

Hacia fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, los residuos que se generaban en la ciudad se acumulaban en zanjas y pozos que se cavaban en distintos predios sin ocupación, conformando un paisaje poco estético, maloliente e insano.

Conforme la población aumentaba, la basura esparcida por las calles resultaba ser un serio problema. Las autoridades del municipio decidieron comenzar de forma muy precaria a quitarla de las calles, recolectándola mediante el empleo de carros con los cuales la transportaban hasta los huecos de la ciudad, sectores distantes sin ordenamiento.

Hacia 1870, se asignó un terreno denominado la Quema como sitio oficial para la disposición final y quema a cielo abierto de los residuos que se generaban en la ciudad. Con tal fin y para facilitar la combustión, se disponían los residuos para ser quemados sobre parrillas de hierro.

A medida que se incrementaba el volumen de residuos a recolectar, el municipio comenzó a contratar a diversas personas para la tarea de separación de todos aquellos materiales y elementos con algún valor comercial. Una vez separado y clasificado, todo lo recuperado se vendía y el resto de los elementos se quemaba. Dada la gran cantidad de desechos que debía llevarse a la Quema diariamente, se habilitó un depósito intermedio transitorio denominado vaciadero municipal ubicado al sur de la ciudad, alejado de la zona céntrica en la que se encontraban los habitantes.

Los residuos eran trasladados en el tren de la basura, un ramal del Ferrocarril Oeste construido a mediados de 1860, desde el vaciadero de la Quema. Su recorrido comenzaba a la altura de la actual calle Agüero atravesando las actuales calles Sanchez de Bustamante, Sánchez de Loria, Oruro, Dean Funes y Zabaleta, llegando hasta la zona costera del Riachuelo, en proximidades de la avenida Amancio Alcorta y Zabaleta.

Hacia 1880, el tren transportaba unas 230 toneladas diarias de residuos, lo cual generaba la necesidad de efectuar varios viajes diarios, con una gran acumulación en el vaciadero, situación por la cual se volvían a repetir las condiciones iniciales que motivaron la puesta en marcha del sistema de traslado.

El tren de la basura continúo su actividad sólo hasta 1895, cuando el Ferrocarril Oeste estableció el cese del servicio. No obstante ello, en el período de funcionamiento del ferrocarril y transporte de los residuos, se había formado un emplazamiento sumamente precario de viviendas en las cercanías de la Quema, donde vivían personas que recorrían el basural en busca de elementos que pudieran utilizar para ellos mismos o para revender.

A las personas que desarrollaban la actividad en los basurales se las denominaba pirujas, un nombre que resultaba de la supuesta similitud con los cirujanos, por el empleo de pequeños cuchillos para la limpieza de los huesos que llegaban desde el matadero.

Hacia 1911, el sistema de la Quema dejó de funcionar debido a la desactivación del tren de la basura, como resultado de su elevado costo del servicio y por la falta de higiene que generaba esta metodología.

1.- Recolección a principios de siglo. - 2.- El clásico ciruja - 3.- Una máquina barredora-regadora-recolectora incorporada al servicio en 1936. - Fuente: http://patriciospq.com.ar/patriciospq/historias/basura.htm

El sistema de incineración fue implementado hacia fines de 1900, con el propósito de reducir los volúmenes de residuos depositados a cielo abierto. En el antiguo emplazamiento de la Quema se instaló el primer horno provisorio de Nueva Pompeya. Se trataba de incineradores ubicados en un primer momento cerca de los recorridos de recolección con el objeto de quemar basura la basura de cada localidad. Esta medida, sin embargo, no erradicó por completo los basurales a cielo abierto ni la recuperación informal alrededor de estos.

Como solución para mejorar la situación sanitaria, las autoridades de la época dispusieron la construcción de hornos para incineración en hospitales, edificios públicos e incluso en edificios de vivienda multifamiliar.

Si bien se consideraba que este novedoso método era muy eficiente, no todos los hogares contaban con incineradores propios debiendo sacar los residuos a las calles en recipientes adecuados y a horas establecidas para ser recogidos por el servicio previsto para tal fin. Las poblaciones del conurbano bonaerense no contaban con usinas incineradoras y cada municipio debía tener un basural propio para depositar los residuos generados por su población.

A mediados de la década del setenta, se comenzaron a tener en cuenta ciertas consideraciones ambientales, que demostraron la afectación provocada por el dióxido de carbono y el hollín resultantes de la incineración. La creciente cantidad de residuos producidos como consecuencia del aumento demográfico, generaba un aumento exponencial de los volúmenes de elementos contaminantes que se emitían al ambiente.

Para dar respuesta a los problemas de contaminación ambiental planteados, hacia mediados de 1977 se decidió suprimir el sistema de incineración de residuos, dando inicio a la utilización de rellenos sanitarios. El sistema en cuestión retomaba la disposición final de residuos a cielo abierto, pero con la incorporación de principios sanitarios que incluían la planificación de los sectores a rellenar, y la impermeabilización de los terrenos, con el objeto de impedir que tanto los residuos como el resultante de su descomposición produjeran algún tipo de contaminación del suelo o las napas de agua.

Para la implementación de este sistema de disposición final de residuos se celebró un convenio entre la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, en mayo de 1977, que dio origen a la creación del Cinturón Ecológico Area Metropolitana Sociedad del Estado, ( CEAMSE ), estableciendo los predios a ser utilizados, las obras a realizar y el desarrollo urbanístico futuro. En ese convenio quedaba establecido que la disposición de residuos se realizaría en territorio de la Provincia de Buenos Aires y que los gastos operativos serían solventados directamente por quienes lo utilizaran con tal fin, abonando un determinado canon por cada tonelada de residuos remitida.


Infografía - Fuente: http://www.clarin.com/diario/2006/08/29/laciudad/h-03801.htm


Texto extraído de: "Residuos Sólidos Urbanos" - Otra deuda social - Publicación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires

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