jueves

Empire State, un gigante modificado para cuidar el medio ambiente

El edificio Empire State, el rascacielos más alto de Nueva York, se embarcó en la tarea de cambiar sus 6.500 ventanas y modificar sus sistemas de calefacción, ventilación e iluminación con el objetivo de ahorrar energía y contaminar menos.
El representante de los propietarios, Anthony Malkin, dijo a AFP que este proyecto de varios millones de dólares permitirá reducir en 38% el consumo energético del famoso rascacielos 'art-deco', que en 1933 -dos años después de su inauguración- fue escenario central del filme 'King Kong'.
Los edificios comerciales producen el 78% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Nueva York, por lo que volver menos contaminante al Empire State es un gran paso.
Y la idea es que si se puede hacer en un rascacielos de 1931, se puede hacer en cualquier lado...
"Eso debe servir también de ejemplo, más allá de este edificio y de esta ciudad", indica Kathy Baczko, responsable del departamento de medio ambiente de la Fundación del ex presidente Bill Clinton, que respalda la iniciativa.
La operación suma 20 millones de dólares a los 500 millones que costará una renovación general del edificio.
Los ahorros de energía serán plenamente eficaces en 2013 y se estima que permitirán reducir los costos de funcionamiento en 4,4 millones de dólares por año.
Andrew Malkin es presidente de 'Wien and Malkin', que administra el Empire State Building y planea atraer inquilinos de alto nivel adquisitivo. "No es solamente una transformación ecológica, se trata de hacer negocios", subraya este hombre de 46 años, cuya camisa, corbata y hasta la alfombra de su oficina son en distintas gamas de verde.
Los ingenieros se inclinaron sobre las soluciones, pero también sobre las causas de los problemas. "Analizamos el edificio en su conjunto", subrayó Paul Rode, empleado de la firma de ingenieros Johnson Controls.
Este estudio duró 18 meses, durante los cuales diferentes sectores del edificio fueron probados y se eligieron las principales modificaciones, desde ventanas con mejor aislamiento hasta detectores de presencia humana para las luces.
La renovación comenzará en el subsuelo del edificio de 102 pisos, que tiene en su punta una flecha iluminada cada noche por colores diferentes en función de las fiestas o celebraciones.
La "sala de máquinas", actualmente una gran habitación con una pared entera con palancas y luces, se convertirá en una pequeña pantalla plana de computadora. Diversos programas informáticos permitirán administrar en forma sofisticada los grados de calor o frío deseados.
A partir del piso 62, Paul Rode explica que los vidrios son una parte integrante del nuevo sistema inteligente. "Nos dimos cuenta que 6.500 ventanas brindaban mucha luz, pero también mucho calor", indicó.
Una tercera película con capas de gas argón/kriptón y aluminio en cantidades microscópicas permitirá mejorar el aislamiento y rechazar los rayos ultravioletas.
"La luz va a entrar pero no el calor", explicó.
"Es como un gran laboratorio, en el cual los hallazgos serán luego explotados fuera", estimó confiado en el éxito de esta remodelación del monumento histórico sin cambiar su apariencia ni bloquear el acceso a los 10.500 inquilinos y 4 millones de turistas anuales.
Fuente: AFP

sábado

Recurso de amparo por los glaciares

El Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, dijo ayer que "se podría llegar a presentar un recurso de amparo ante la Justicia para garantizar la protección de los glaciares" hasta tanto surja del Parlamento una nueva norma que reemplace a la vetada.Mondino expresó su parecer ante la audiencia pública convocada ayer por el diputado Miguel Bonasso en el anexo de Diputados, en el Congreso, y en la que participaron un centenar de personas, entre ambientalistas, legisladores y especialistas, todos contrarios a la derogación de la Ley de Protección de los Glaciares. Esa norma fue vetada por la presidenta Cristina Fernández, a pedido de gobernadores de provincias mineras, ante la posibilidad de que impida la actividad y la construcción de obras en la cordillera, tales como el túnel de Agua Negra.
Diputados y senadores están abocados ahora a redactar una nueva norma, pero hay un grupo que se opone a ello -el que se reunió ayer en la audiencia pública-, por considerar que la norma original era correcta y fue votado por unanimidad en el Congreso.s participantes estuvieron además de Bonasso y Mondino, el prestigioso científico Osvaldo Canziani, copresidente del panel intergubernamental que ganó el Premio Nobel de la Paz 2007, y la ex legisladora Marta Maffei, autora de la norma derogada. Entre los 43 oradores se destacaron los sanjuaninos Juan Pablo Milana de la UNSJ -que promueve una postura conciliadora que fue rechazada por la asamblea, Mirta de Roca del Frente Cívico por la Vida; Ernesto Lloveras, del Foro de Abogados provincial; Graciela Fernández de la Asamblea Sanjuanina contra la Contaminación y Juan José Ramos titular de la Asociación de Viñateros Independientes.
Todos ellos insistieron en torno a la necesidad de respetar los supuestos básicos que enunciaba el proyecto observado por el Ejecutivo, especialmente sobre la minería y sus efectos en el área periglaciar.
Los participantes de la audiencia acordaron continuar con la defensa de los glaciares -entendidos como reservas no renovables de agua-, e inclusive, presentar una medida cautelar y de ser necesario hasta un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia, según anticipó Mondino.
Para esto, los que defienden a la 26.418 vetada en noviembre último por la presidenta Cristina Fernández intentarán se legisle la intangibilidad de los glaciares y todo otro cuerpo de hielo, con el objeto de impedir su utilización, destrucción o intervención. En este sentido, Bonasso aclaró que no está en contra de la actividad minera de por sí, sino de su mala utilización y consecuente degradación del medio ambiente, sumado a los intereses políticos reinantes.

jueves

NUEVO HALLAZGO

Plantas: un hallazgo obliga a replantear su historia evolutiva

Un equipo norteamericano encontró en un alga una sustancia que se creía exclusiva de árboles

Hasta ahora se pensaba que la lignina, un componente de la madera, sólo estaba presente en las plantas terrestres. De hecho, esta sustancia es la que marca la diferencia entre las plantas terrestres y las acuáticas y fue la que les permitió a las primeras colonizar la superficie de la Tierra y diversificarse. Esto, que era casi un dogma, se encuentra ahora en discusión, pues un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, entre los que se encuentra un biólogo argentino, encontró lignina en un alga roja. El estudio se publicó en la revista Current Biology .
"Todas las plantas terrestres evolucionaron a partir de las algas verdes, y durante mucho tiempo los científicos aceptaron la idea de que la capacidad de sintetizar lignina surgió sólo cuando las plantas colonizaron el ambiente terrestre, hace unos 475 millones de años", explica el doctor José Manuel Estévez, investigador del Conicet, que acaba de reinstalarse en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA luego de su posdoctorado en Stanford. Y agrega: "La lignina les permitió a las plantas contrarrestar la fuerza de gravedad y alcanzar grandes alturas".
Según Estévez, "dado que las algas rojas y las verdes divergieron hace más de mil millones de años, el descubrimiento en esta alga roja sugiere que la maquinaria básica para producir lignina podría haber existido mucho antes de que las plantas colonizaran el ambiente terrestre".
La lignina (del latín lignum , que significa madera) cumple funciones esenciales para la vida de las plantas terrestres: proporciona rigidez a la pared celular y permite conducir agua desde la raíz hasta las hojas, pues forma una cubierta con poca afinidad por el agua, y ésta puede ser transportada sin mucha resistencia. El embate de las olas
Las algas rojas en cuestión, que habitan en el Pacífico, en la costa de California, intrigaban al biólogo marino Patrick Martone, primer autor del trabajo, quien se preguntaba cómo estos vegetales no se desintegraban ante el embate de las olas. La clave podía estar en las mismas células, pero necesitaba la ayuda de especialistas en biología y química de paredes celulares. Precisamente Estévez tenía experiencia en el estudio químico de la pared celular de las algas rojas, pues ése había sido el tema de su tesis doctoral en la Fceyn. Sin dudar, puso manos a la obra.
"Empecé a estudiar esta alga y me llamó la atención que las células tenían una pared celular secundaria muy desarrollada, que nunca se había encontrado en estos organismos", destaca. En las plantas terrestres, la lignina se sintetiza en la pared celular secundaria.
"Hice algunos análisis químicos preliminares y, como las células del alga se parecían mucho a las que tienen lignina en las plantas, contacté a un especialista en lignina de la Universidad de Wisconsin, John Ralph. El encontró los monómeros que forman las moléculas de este compuesto con la misma estructura que se encuentra en plantas y no lo podía creer", relata Estévez, que actualmente trabaja en el Instituto de Fisiología, Biología y Neurociencias (Ifibyne), en la Fceyn.
Para identificar la sustancia, los investigadores emplearon anticuerpos específicos y aplicaron técnicas químicas. Ahora se están tomando muestras de algas y musgos de varias partes del mundo. En la Patagonia y la costa bonaerense hay algas rojas emparentadas con aquéllas. La evolución de las plantas
Sin lignina, las plantas no podrían crecer como lo hacen. Pero ¿para qué la necesitan las algas, que están bien sostenidas por el agua? Lo cierto es que estas algas están sometidas a un estrés mecánico muy grande y los investigadores creen que eso pudo ser un detonante ambiental para inducir pequeñas cantidades de lignina en las células con pared secundaria.
"Descubrimientos como éste podrán ayudar a entender cómo, a lo largo de la evolución de las plantas, surgió la capacidad para producir tejidos con lignina, como por ejemplo la madera en los árboles", reflexiona Estévez.
Según este biólogo, la capacidad de los vegetales para sintetizar lignina pudo haber surgido al menos dos veces durante la evolución de los diferentes linajes de algas y plantas, como convergencia evolutiva. Otra posibilidad es que la lignina esté mucho más generalizada en muchos de los grupos intermedios entre las algas rojas y las plantas vasculares.
"Ahora buscamos los genes involucrados en la producción de la lignina", afirma Estévez. Conocer los genes y los pasos mediante los cuales se sintetiza esta sustancia permitiría modificarla para hacerla más biodegradable y entender mejor cómo se sintetiza lignina en los tejidos vegetales, lo que tendría potenciales consecuencias en el área de los biocombustibles, que se producen a partir de la biomasa vegetal compuesta en su mayor parte por lignina y polisacáridos como la celulosa. Lo más complejo del proceso es separar la celulosa de la lignina.
Centro de Divulgación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
Fuente: Diario La Nación